¿Quién inventó la risa?
Pues al parecer, fueron los monos quienes inventaron la risa.
Según una nueva investigación, nuestros ancestros primates fueron los primeros que desarrollaron las expresiones faciales que forman la base de la risa.
En el estudio con organgutanes, científicos británicos y alemanes descubrieron que éstos cuentan con el sentido de empatía y mimetismo que provocan la risa.
Estos animales son capaces de copiar las expresiones faciales -como abrir una boca enorme- que hace alguien al reirse.
«Estudiamos las expresiones faciales de los organgutanes cuando estaban jugando» dijo a BBC Ciencia la doctora Mariana Dávila-Ross, de la Universidad de Portsmouth, Inglaterra, una de las autoras del estudio.
«Nos interesaba saber si los orangutanes son capaces de copiar estas expresiones«, dice la experta.
«Y descubrimos que no sólo está presente esta conducta de mimetismo, sino la velocidad con la que son capaces de copiarse unos a otros sugiere que estas expresiones son involuntarias«.
Esto significa que la «risa» de los orangutanes es contagiosa, dice el estudio publicado en la revista especializada Letters of Biology, de la Real Sociedad británica.
Aunque también hay que decir que muchas veces son otro tipo de monos los que nos hacen reír.
Bueno, no tiene mucho mérito el estudio, es poco contrastable. Es fácil estudiar a los monos que toman en la muestra, ya que son contemporáneos, qiuero decir, es muy probable que los monos que andan más cercanos a nosotros, y que tiene como modelo congéneres que han convivido con el ser humano, muestren expresiones faciales aprendidas, de hace relativamente poco tiempo, pero… ah! coño! vete tú a tomar la muestra de hace 40000 años atrás. No creo que el craneo de un rexus de hace ese tiempo nos dé muchas pistas. No… no lo creo. Como decía nietszche, la risa la inventó el hombe, básicamente para escapar del sufrimiento, y generar las endorfinas necesarias para paliar el mal rollo que era andar descalzo por aquellas tierras llenas de cardos, cubrirse con cuatro pellejos en plena glaciación, convivir con tu suegra en la misma cueva o comerse la carne medio podrida de un ocapi tras haber espantado a los buitres y limpiado el regurgitado de algún individuo. Había que reirse un rato para evadirse de esto.