La pasta de dientes o dentífrico se usa para la limpieza dental, casi siempre con un cepillo de dientes. Suelen contener flúor como monofluorfosfato de sodio (Na2PO3F) y fluoruro de sodio (NaF).
La primera pasta dentífrica fue creada por los egipcios hace 4000 años y era llamada clister. Para fabricarla se mezclaba piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uñas de buey, cáscara de huevo y mirra. En Grecia y Roma, las pastas de dientes estaban basadas en orina. Sin embargo, el dentífrico no sería de uso común hasta el siglo XIX.
A comienzos del sigo XIX, la pasta de dientes era usada con agua, pero los antisépticos bucales pronto ganarían popularidad. Los dentífricos de andar por casa tenían tiza, ladrillo pulverizado, y sal como ingredientes comunes. En 1866, la Home Cyclopedia recomendó el carbón de leña pulverizado, y advirtió que ciertos dentífricos patentados y comerciales hacían daño. El tubo flexible donde se envasa la pasta fue obra de la empresa Colgate.
La pasta de dientes con rayas se logra colocando pastas de dos colores diferentes, contenidas en cámaras separadas dentro del envase. Al apretar el tubo, éste empuja la pasta de las distintas partes por la boquilla, creando el efecto «rayado». Actualmente, este tipo de pasta de dientes no se consigue mediante la separación de las pastas de diferentes colores en celdas dentro del tubo, sino mediante un juego de diferentes densidades. Las pastas de distintos colores, se encuentran diferenciadas dentro del tubo, por ejemplo, de la siguiente manera: la blanca en la parte inferior por su menor densidad y la azul o roja en la superior con una mayor densidad es la encargada de dibujar las estrías. Es el diseño de la boquilla el encargado de repartir ambos componentes realizando el curioso dibujo. Esta boquilla lleva inmersa en su parte inferior, una extremidad igual a la que se ve en la parte superior. La parte sumergida llega hasta la pasta blanca atravesando la azul o roja aproximadamente 1 centímetro, la parte del tubo en contacto con la pasta superior se encuentra perforada y estriada en sus caras interiores de forma que distribuye el dibujo de rayado a modo de «canales».
¿Cuántas veces nos hemos quedado sin poder «apurar» toda la pasta del tubo?
Bueno pues alguien ha inventado esto: un aprovechador de pasta de dientes. Sólo hay que meter el tubo, darle al tornillo»¦ y ya está. Hasta la última gota del preciado y viscoso elemento para siempre por poco más de 6 Euros en versión de plástico y 12 en versión metálica.
la verdad es que el consumismo nos trae de cabeza…¿será que ya no somos capaces ni de apretar el tubo con las manos?
Vaya, creo que este invento es excesivo xD
Y no es mas facil rajar por el medio y listo?