Confesiones de un cazador de alienígenas (National Geographic)
«Podríamos detectar un móvil sonando en la superficie de Júpiter». Seth Shostak, que lleva más de 20 años buscando vida inteligente dentro del programa SETI, describe el observatorio de Arecibo como una lata enganchada a un hilo de 100 trillones de kilómetros, capaz de detectar señales desde las profundidades del universo.
Shostak acaba de plasmar sus experiencias en el libro «Confesiones de un cazador de alienígenas», en el que aborda algunas de las cuestiones que siguen manteniendo en vilo a los astrónomos. ¿Existe vida ahí fuera? ¿Cómo sería un contacto? ¿Qué intenciones tendrían los visitantes? Aunque nuestro rastreo acaba de empezar, como quien dice, Shostak sigue convencido de que no tardaremos en captar la señal.
Visto en Fogonazos
Que se ponga en contacto con Mulder que sabe montón del tema.