Los cargos contra Julian Assange fundador de WikiLeaks. Así empezó todo.
Informe especial: El temor a enfermedades de transmisión sexual (ETS) desencadenó el caso contra el jefe de WikiLeaks
Por Mark Hosenball
Washington, martes 7 de diciembre de 2010, 16:27
Las dos mujeres suecas que acusan al fundador de WikiLeaks Julian Assange de conducta sexual inapropiada no buscaban en principio formular cargos contra él. Sólo querían localizarle y convencerle de hacerse un test de enfermedades de transmisión sexual, según varias personas que por entonces estaban en contacto con el entorno de Assange.
Las mujeres fueron a la policía juntas al no conseguir convencer a Assange de que fuese a un médico después de sendos encuentros sexuales con él en agosto, según personas entre las que se incluyen antiguos colaboradores cercanos a Assange que desde entonces se han enemistado con él.
Las mujeres no consiguieron encontrar a Assange porque él había apagado su móvil para evitar que sus enemigos le localizasen, según dijeron las fuentes.
Assange, que hoy fue arrestado y puesto en custodia por un juzgado británico, tiene admiradores y detractores. Su grupo WikiLeaks publica documentos secretos de gobiernos y compañías, siendo los más recientes el enorme archivo de cables del Departamento de Estado de EE.UU. entre Washington y sus embajadas que han proyectado una reveladora y a veces embarazosa imagen del trabajo interno de la diplomacia estadounidense.
La actitud esquiva de Assange puede haberle perjudicado en la investigación sueca, que bien podría haber quedado en nada de haber atendido las llamadas de las mujeres evitando que la policía empezase a investigar las acusaciones.
La investigación sueca ha experimentado vertiginosos giros y cambios. Tras una primera orden de arresto contra Assange por cargos de violación y acoso a mediados de agosto, un fiscal sueco archivó la acusación de violación al día siguiente. Tras este parón, parecía que toda la investigación sobre el hacker australiano de 39 años sería abandonada.
Entonces las acusadoras de Assange contrataron a un abogado que declaró que presionaría a los fiscales no sólo para que mantuviesen la investigación en marcha sino para que reinstaurasen los cargos de violación. Pronto el caso fue transferido a uno de los tres Directores de Acusaciones Públicas, Marianne Ny, que recuperó decididamente la acusación de violación y prosigue con la de acoso. Ha ordenado que Assange sea sometido a un interrogatorio oficial sobre estas acusaciones.
Después de que Assange dejase el país, las autoridades suecas elevaron una orden de arresto bajo la cual Assange podría ser detenido y devuelto a Suecia. Una portavoz de los fiscales suecos afirmó, sin embargo, que por ahora Assange no está acusado en Suecia de ningún crimen sino que se le requiere para ser interrogado.
LOS ENCUENTROS SUECOS
La acusación más seria que los fiscales suecos han publicado en su web contra él es que cometió «violación en el menor grado», el menor de los tres niveles de gravedad que tiene la violación según las leyes de Suecia. La condena conlleva un máximo de de cuatro años de cárcel y un mínimo de menos de dos, según las circunstancias.
Según han descrito varias personas que estuvieron en contacto con Assange y su círculo personal cuando se cometieron los presuntos delitos, ambas acusadoras son mujeres suecas jóvenes que entraron en contacto con él durante su visita a Suecia en nombre de WikiLeaks.
Una de ellas, identificada en la audiencia de la corte británica donde se pidió la extradición a Suecia como Srta. A, figuraba en la lista de contactos durante la visita de Assange a Suecia como portavoz de un grupo que alojaba al líder de WikiLeaks.
Personas que por entonces estaban en contacto con Assange y otros miembros de su grupo, dicen que en algún momento la mujer le invitó a quedarse en su domicilio.
Los recursos financieros de Assange son opacos, pero según la mayoría de relatos mantiene un tipo de vida austero, manteniéndose él mismo con el dinero de donantes ricos y no tan ricos y durmiendo en casa de distintos amigos.
Según las declaraciones de los socios de Assange, la estancia en casa de su antigua portavoz pronto dio paso a una relación sexual entre ambos. Durante uno de sus encuentros, según dijo la mujer más tarde, el condón que estaba usando Assange se rompió y abrió.
La gente que vió a Assange y la mujer en los días posteriores a este incidente dijeron que ambos mostraron poca o ninguna tensión u hostilidad; para algunos de los que les vieron esos días, no estaba claro si su relación era algo más que amistosa y casta.
Pocos días después, sin embargo, personas que entonces estuvieron en contacto con Assange dijeron a Reuters que una segunda mujer joven asistió al seminario impartido por Assange.
UN BILLETE DE TREN DE 15 DÓLARES
Según el relato publicado por el Daily Mail de Londres -que dijo tener acceso a las declaraciones de ambas mujeres ante la policía sueca- la segunda mujer se había obsesionado con Assange tras verle en televisión. Después de escucharle en el seminario, dice el periódico, al mujer, identificada en el juzgado como Srta. W, merodeó por el salón y finalmente fue invitada a comer con Assange y su comitiva en un restaurante cercano.
Un día después de su encuentro inicial -que el Mail dice que incluyó una visita a un museo de historia natural- la Srta. W acordó con Assange que él pasaría la noche en su apartamento, a unos 45 minutos hacia las afueras de Estocolmo. El periódico dice que ella pagó a Assange los 15 dólares del billete porque él no llevaba dinero y no quería usar la tarjeta de crédito para evitar que las autoridades le localizasen.
Esa noche, según el relato del periódico y la gente más cercana a Assange, él y la Srta. W mantuvieron relaciones sexuales con preservativo.
A la manaña siguiente, sin embargo, bajo circunstancias que permanecen sin aclarar, según las fuentes mantuvieron otro contacto sexual, esta vez sin condón. Entonces, tras un almuerzo durante el cual, según el Mail, ella bromeó con la posibilidad de haberse quedado embarazada, se separaron de forma amistosa y la Srta. W pagó el billete de regreso de Assange a Estocolmo.
Dos personas que estuvieron en contacto con el entorno de Assange antes, durante y después de estos hechos dijeron que, aunque algunos detalles siguen sin aclararse, tras la partida de Assange la Srta. W fue mostrándose cada vez más preocupada con la posibilidad de que le hubiese contagiado una enfermedad de transmisión sexual.
Según las fuentes, la Srta. W intentó desesperadamente telefonear a Assange para pedirle que fuera a un médico a hacer un test de enfermedades venéreas. Sin embargo, las fuentes dicen que Assange había desconectado su móvil, impidiendo que la Srta. W contactase con él.
Desdesperándose más y más con las posibles consecuencias de haber mantenido relaciones sexuales sin condón, la Srta. W intentó entonces localizar a varias personas que pensaba que podrían ponerla en contacto con Assange.
Eso la llevó finalmente a la Srta. A, quien de acuerdo con la gente que siguió el caso de cerca, no tenía conocimiento previo de la existencia de la Srta. W.
CONSULTA LEGAL
Las dos mujeres compararon sus encuentros con Assange y decidieron insistirle en que fuese a un hospital o un médico para someterse a pruebas de enfermedades venéreas. Finalmente lograron contactar con Assange, según una persona que siguió el caso de cerca aquellos días.
Pero cuando consiguieron que Assange aceptase su petición, dice la fuente, ya era viernes por la noche y los hospitales y clínicas estaban cerrados.
En este punto, la Srta. W, aparentemente exasperada por el comportamiento evasivo de Assange, decidió ir con su historia a la policía, aunque en principio no quería que Assange fuese procesado.
Según una versión de la historia publicada por el londinense Guardian, que estuvo en continuo contacto con Assange durante meses, la Srta. A decidió ir a la policía con la Srta. W para ofrecerle apoyo moral, pero no tampoco quería presentar cargos contra Assange.
Tras tomar declaración a las mujeres, según los relatos publicados y según las versiones confirmadas por la policía sueca, los agentes pasaron el informe a los fiscales. Basándose en ellos, un fiscal que estaba de servicio el viernes por la noche decidió dictar una orden de arresto contra Assange como sospechoso de violación, cargo que según el Guardian estaba relacionado con su encuentro con la Srta. W.
A la mañana siguiente, sin embargo, el caso fue enviado para su supervisión a un fiscal superior, quien concluyó que no había suficientes evidencias que apoyasen la acusación de violación y suspendió al orden de arresto. Pero el segundo fiscal decidió que la investigación continuase bajo la más leve acusación de «acoso», según declararon entonces agentes suecos.
Los días siguientes, los fiscales hablaron de interrogar a Assange, pues aunque contaban con pruebas sólidas, querían concluir su investigación rápidamente, siendo lo más previsible que el caso se archase.
Sin embargo, la investigación cobró nueva vida después de que la Srta. A y la Srta. W contrataran a Claes Borgstrom, prominente abogado sueco. Borgstrom confirmó a los periodistas que las acusaciones de sus clientes contra Assange se basaban en sus esfuerzos por mantener relaciones sexuales con ellas sin preservativo y su posterior resistencia a someterse a un control de enfermedades de transmisión sexual.
Borgstrom dijo aquellos días que apelaría ante una instancia superior la decisión inicial de las autoridades de cerrar la investigación por violación. En consecuencia, Marianne Ny, una de las tres fiscales superiores de Suecia que ostenta el título de Directora de Acusaciones Públicas, hizo una declaración sobre el caso en la que, según la traducción al inglés de la web de la Autoridad de Acusaciones de Suecia, declaraba que: «Hay motivo para pensar que se ha cometido un crimen. Considerando la información disponible en este momento, mi opinión es que la clasificación del crimen es violación.»
En su declaración oficial, los fiscales añaden que la investigación original por «acoso» contra Assange, que nunca se cerró oficialmente, también continuaría y «será extendida para incluir todas las acusaciones del informe original de la Policía… Hay razón para creer que se ha cometido un crimen. Según la información disponible, los crímenes en cuestión son coacción sexual y acoso sexual, respectivamente.»
En el chaparrón de declaraciones y mensajes de Twitter tras la primera aparición del caso, Assange y WikiLeaks dijeron que todo el caso sueco era producto de algún tipo de «campaña de trucos sucios» relacionada con el trabajo del grupo. E un tweet, WikiLeaks dijo que «Los cargos no tienen base y su publicación en este momento es profundamente alarmante.» Otro tweet dice: «Í‰ramos conscientes de que debíamos esperar ‘trucos sucios’. Ahora tenemos el primero.»
Assange insistió en esa línea en sus siguientes declaraciones a los medios: «Sé por experiencia que los enemigos de WikiLeaks continuarán repitiendo cosas incluso después de haber sido desmentidas. No sé quién está detrás de esto pero estábamos avisados de que, por ejemplo, el Pentágono planea usar trucos sucios para difundir mentiras sobre nosotros.»
Pero Assange también dijo que «nunca, ni en Suecia ni en ningún otro país, he tenido relaciones sexuales con nadie que no fuese con consentimiento mutuo.»
La fiscal sueca, Ny, dijo el martes que el caso es un tema personal y no conectado con su trabajo publicando cables diplomáticos secretos de los EE.UU.. «Quiero dejar claro que no he sufrido presión de ningún tipo, ni política ni de otro tipo», dijo Ny en una declaración.
El martes, un abogado que representaba al gobierno sueco envió a un juez británico cuatro acusaciones concretas de conducta sexual inapropiada, tres relacionada con la Srta. A y una con la Srta. W. Entre los cargos no aparecía la palabra «violación» pero sí «coacción sexual» y la resistencia de Assange a usar condones.
Assange supo en agosto que las autoridades suecas le buscaban para interrogarle por conducta sexual inapropiada, pero el fundador de WikiLeaks dejó el país temiendo un circo mediático, según alguien que habló aquellos días con él.
Sin embargo, al abandonar Suecia sin presentarse al interrogatorio, Assange obligó a suecos y británicos a dictar una orden internacional que ha creado precisamente el tipo de circo mediático que deseaba evitar.
(Información adicional de Peter Griffiths y Michael Holden en Londres; edición de Jim Impoco y Claudia Parsons).
Leer el original en inglés.
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