A cuantos de nosotros no nos han hecho una broma alguna vez en la vida, las hay de toda clase, todo depende del amigo que te la quiera hacer, pero sin lugar a dudas aunque la broma sea muy pesada la perdonamos porque si es un verdadero amigo el que nos la hace, le perdonamos lo que sea y terminamos riéndonos de nosotros mismos.
Sobre la amistad se ha escrito mucho, pero en realidad llegar a definir ese sentimiento que nos une a otra persona, sin que este sentimiento sea de amor es muy difícil de describir; con los verdaderos amigos pasamos los momentos más increíbles de nuestra infancia y lo mejor es que siendo adultos al estar con ellos volvemos a esa época donde todo era felicidad.
En las amistades pasamos por todos los campos, desde ser compañeros inseparables, confidentes, cupidos, hasta llegar ser ese otro al que necesito cuando estoy mal, pero que lo necesito mucho más cuando estoy bien y mi intención es pasarla de la mejor manera.
¿Quién no ha padecido a los amigos y sus bromas pesadas?
Hay amigos de amigos y entre esos se cuenta una especie muy singular, lo que se la pasan todo el día planeando en qué locura te van envolver esta vez, cómo van a hacer para hacerte caer en una de sus bromas, quién va a ser su próxima víctima; esos que se pasan la vida de relajo, esos los que no cambiarías por nada, aún si no entiendes cómo demonios fue que llegaron a cambiarte la vida.
Ese tipo de amigos son los que te hacen una broma la graban y la suben para que millones de personas puedan burlarse de ti o compadecerte por los amigos que mandas, los mismos por los que existen millones de videos sobre los amigos y sus bromas pesadas como el que les voy a contar.
El claro ejemplo de los amigos y sus bromas pesadas.
En escena aparecen tres amigos, se encuentran sentados alrededor de una mesa platicando y de repente una idea loca se les ocurre, aclaro sólo a dos de ellos, el tercero es la víctima en este caso.
Comienzan a explicarle de la siguiente manera, le dicen que la idea es jugar a pulsos, pero que esta vez se hará diferente, y le hacen una demostración entre ellos dos para que él se dé cuenta cómo debe jugar; le explican que mientras su amigo empuja hacia abajo con fuerza con las dos manos, él debe empujar con muchísima más fuerza hacia arriba, es decir la contrafuerza la hará cada uno hacia sí mismo, ya que la idea es que su mano no toque la mesa.
Le explican la mecánica como un pulso normal sólo que de arriba hacia abajo, él muy inocente confía en lo que acaba de ver e inmediatamente se sienta para su turno, todo parece normal hasta que en el momento más álgido de la batalla, su amigo le suelta el puño que lo debe tener cerrado y es tremendo el puñetazo que se ocasiona a sí mismo, allí es donde comprende que fue víctima de los amigos y sus bromas pesadas.
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