Debajo de un capó ni para escamparse de un aguacero. En noticia de última hora se presenta un incidente poco común en los acontecimientos de cada día, un niño se ideó una forma de asustar a la gente que fuera a abrir el capó de un carro. Esta forma de asustar es posible que redundara en un problema para el pequeño en función de lo que acontecería.
La historia que tiene que ver con el enunciado: debajo de un capó, no es otra cosa que las inocentadas que les pasan a los niños que sin pensarlo mucho se forman ideas para asustar otras personas y quienes salen más perjudicados son ellos mismos por falta de pensar en la forma de elaborar bromas.
No se puede dudar ni siguiera por un momento en cuanto a lo complicado que debió ser para este niño la lección a la que se sometió sin habérselo propuesto, él pensó que si se introducía dentro del capó del carro, cada vez que lo fueran a levantar se asustarían al verle allí; claro que lo logró, sin embargo fue terrible.
Debajo de un capó es la historia de un niño que se introdujo bajo el capó de un carro y claro que cada vez que alguien iba a abrir el capó lo veía y salía corriendo, el asunto es que al asustarse soltaba el capó, el cual hacía impacto en la cabeza del niño que se convirtió en víctima de su propio invento.
Debajo de un capó es un drama exótico
El carro se encuentra estacionado, cuando el niño ve el auto, le parece una buena oportunidad de realizar la hazaña de asustar a las personas, se introduce allí, cuando sale el dueño y desea revisarlo para emprender la marcha hacia el lugar al que se dirigía, se da cuenta del niño y suelta el capó.
Ahí se presenta el incidente que se identifica como debajo de un capó, en el que el niño recibe su primer golpe en la cabeza por no haber pensado en lo que se podría convertir la broma que había planeado; en el video se puede notar que la pesada lámina pega en la cabeza del niño y rebota por el impacto.
El asunto es que al hombre se le parece demasiado extraño y vuelve a levantar el capó, pero al ver de nuevo al niño allí, no puede controlar sus nervios y le suelta otra vez el capó sobre la cabeza del inocente y travieso niño, es de esperarse que a estas alturas el niño ya ha comenzado a llorar, pero es inútil.
Lo peor de todo era que el niño cuando sentía que iban a abrir el capó, se levantaba y al soltar el capó por el susto que ocasionaba verle, hacía mayor impacto en la cabeza. Debajo de un capó es una oportunidad que se dio un niño para aprender lecciones de importancia para el resto de la vida.