Las mariscadoras se ven impotentes ante el saqueo de almejas y berberechos por parte de los bañistas ·· Este diario constató cómo 12 personas salían del agua en Barraña con los bolsillos del bañador y hasta los sujetadores llenos de bivalvos ·· Hubo denuncias y agresiones
SUSO SOUTOȢ BOIRO
Basta escarbar y sale marisco FOTO: Suso Souto |
Cinco de la tarde en la playa boirense de Barraña. La marea está tan baja que uno piensa en llamar un taxi para adentrarse en la ría y mojar la barriga.
A medio kilómetro de la arena y con el agua por las rodillas, a uno no le queda más remedio que echarse a nadar como un rodaballo: a ras de suelo.
El de Barraña es uno de los principales bancos marisqueros de la ría de Arousa, toda ella al servicio del turismo. Por entre los bañistas pasea entre aguas una extraña mujer en biquini y con un bolso colgado del brazo.
En la soledad que da la lejanía de la multitud, uno descubre al rozar sus manos en la arena una enorme almeja. Viva. Tentadora. Como quien no quiere la cosa, al repetir el gesto sale un berberecho del mismo tamaño.
Por una de esas casualidades de la vida, el bañador tiene tres bolsillos que empiezo a llenar bajo el agua, disimulando.
Calculando por lo bajo, la paella podrá nutrirse con dos kilos de bivalvos. Pero hay que salir del agua sin levantar sospechas.
Arrastrando el cuerpo hasta la arena, muy difícil tendría que ponerse la cosa para que alguien detectase el hurto antes de pisar la toalla. Pero… sorpresa: la mujer del bolso era una mariscadora camuflada y está de vuelta y media. «Non se pode levar marisco para a casa. Estamos avisando. Faga o favor, que eses bolsillos van cheos», dice.
Pero, ¿cómo lo habrá sabido? ¿Cómo lo habrá visto? Sonrojado, vacío el botín en la orilla y vuelvo a la toalla.
Pero, cuando uno ha delinquido, ve el mundo con otros ojos; ahora se me van a los bañistas que se comportan como yo lo hacía. Las sospechas se confirman: dos parejas se turnan para hacer viajes desde cada punto de la playa a las toallas y descargan en una mochila común; una señora mayor que llevaba toda la tarde frotándose el bañador oculta almejas en el mismísimo sujetador y otra de su misma edad pide ayuda a su marido para que se pegue a ella y poder así disimular para salir del agua. Otro bañista novato paga el pato y recibe una bronca, pero al poco rato vuelve a pecar… mucho.
«Llévaselo a papá, cariño»
Otras dos mujeres utilizan a una niña para que traslade el cargamento en cubitos de arena: «Llévaselo a papá, cariño», le dicen.
Un grupo de cuatro hombres cierra la lista de doce bañistas furtivos detectados en Barraña desde una sola toalla entre las cinco y las ocho de la tarde.
Desde la cofradía de Cabo de Cruz, la vicepatrona y presidenta de la agrupación de mariscadoras, Ermitas Pérez Tarela, da la voz de alarma: «Es un expolio que nos vemos impotentes de frenar pese a las vigilancias que hacemos en los arenales. A lo largo del día son muchos los kilos que se llevan los turistas. No respetan ni los tamaños antirreglamentarios y cogen el marisco muerto, lo que supone un grave riesgo de intoxicación», señala.
Según Pérez Tarela, «son frecuentes los altercados de bañistas al ser descubiertos y recriminados, hasta el punto de que ya hubo varias agresiones a mariscadoras por las que se han cursado denuncias. También se ha denunciado a turistas por llevarse marisco pese a haber sido sorprendidos y advertidos de que no está permitido».
Y es que algunos se mojan (nos mojamos) por un puñado de almejas para la paella. «Ojalá les dure una semana la diarrea», seguro que desean algunas mariscadoras a turistas furtivos.
Visto aqui.