Se dice de una tortuga insólita que se fija como meta comerse un tiburón. Lo normal es que ocurra lo contrario, pues los tiburones tienen fama de ser depredadores, sin embargo, en este caso una indefensa tortuga se fija una meta que ante el juicio de una persona pensante no es lógica, es como el agua subir.
Las tortugas son identificadas por su lentitud y de ninguna manera se consideran peligrosas en cuanto a que representen un riesgo para otros animales o para las personas. De todas maneras en esta historia sí se puede hallar lo histórico unido a lo insólito, al considerar una tortuga con la idea de lograr algo imposible para ella.
La tortuga insólita se propone acabar con la tranquilidad de un tiburón, sin pensar que el monstruo marino podría hacer presa de ella para una parte de su desayuno, almuerzo, cena o quizá de uno de sus refrigerios entre comidas. La tortugas no tienen dientes, ellas sólo tienen unas fuertes mandíbulas en su boca.
Con la fuerte mandíbula afilada en forma de pico, puede sacar buenos bocados, mediante lo cual ella busca atacar a un tiburón que peca de imprudente en acercarse demasiado a su objeto de peligro. La tortuga lucha por todos los medios como se evidencia en el vídeo, el tiburón en vez de huir rápido sólo la esquiva.
El tiburón debería haber huído a toda velocidad, sin embargo, se quedó circulando en derredor de su contrincante que lo quería convertir en la comida de un año entero.
La tortuga insólita hace todo lo posible por comerse el tiburón.
La tortuga insólita no se habría podido mirar en un espejo para saber que la diferencia en tamaño es abismal, como también lo es en cuanto a su capacidad de comerse a otros animales aun más grandes y potentes. Mientras la tortuga trata por todos los medios de comerse el tiburón, él pesado pez sólo trata de huir.
Tortuga y tiburón están en una tremenda lucha de poderes, sin embargo, el tiburón no trata de hacerle daño a ese pequeño anfibio-terrestre. Podría la tortuga llevar una lección que sería por toda su vida, si el pez se volviera contra ella para realizar una mordida; lo más seguro es que terminaría siendo un bocado para él.
Desde luego que las mordidas de la tortuga en el cuerpo del tiburón se enfocan a la altura de la mitad hacia atrás del tiburón, puede ser que la tortuga insólita no sea tan fuerte ni rápida, pero lo que sí demuestra es un poco de inteligencia; el asunto es que si ataca el tiburón de frente, su vida corre peligro ante el pez.
Cada mordida de la tortuga pudo haber sacado una buena cantidad del tiburón pero en realidad para él, siendo un pez de inmenso tamaño no sería mayor cosa, sin embargo, sí ocasionaría dolor cada vez que las mandíbulas del pequeño animal hacían blanco en su cuerpo. La síntesis de la historia es, lo insólita que es.