Cada persona es totalmente libre de realizar los sonidos que desee en el momento que lo desee, siempre y cuando cumpla con ciertas normas de convivencia para así evitar incomodar a los vecinos y mucho más si se trata de los sonidos que se producen al momento de tener intimidad.
En Australia se presentó el caso de una pareja a la que la policía tuvo que detener por el exceso de ruido que ocasionaban al momento de tener intimidad.
No se trata de impedir este tipo de prácticas sólo se pide prudencia personal, para así ahorrarse la molestia de tener que ser conducido a la estación
¿Se puede tener prudencia personal cuando las neuronas sólo piensan en otra cosa?
A consideración de los lectores queda esta pregunta, dependiendo del momento, de la persona que te acompañe, del lugar, pero sin lugar a dudas no es fácil limitar el accionar del cuerpo cuando este ha decidido por sí solo, pues todos aquellos que hayan tenido una relación íntima saben que en cierto momento es imposible controlar la forma de actuar.
Por otra parte está la tranquilidad y el respeto que las demás personas merecen, pues en la posición contraria todos exigiríamos un poco de mesura, ya que sólo quien lo vive es quien sabe lo que está sintiendo, los demás son simple oyentes de una situación de la que pidieron ser participes.
En este caso la prudencia personal se le pidió a una pareja por más de veinte ocasiones y estos hicieron caso omiso a los llamados de la policía, por ello fueron detenidos al ser recurrentes en su falta, y eso que a nadie se le dan más de veinte oportunidades para cambiar su accionar.
Ahora tienen en sus manos una orden que les prohíbe tener el acto, por incumplir las leyes de alteración del ruido.
Prudencia personal un acto de buena fe.
La intimidad hoy por hoy no refleja los miedos de tiempos pasados, ya que antes no era posible tan sólo mencionar el tema, hoy no sólo se habla, ahora es una obligación enseñar este tema a los hijos para prevenirlos y mantenerlos informados; en una época donde los valores van en decadencia tener prudencia personal se ha convertido casi en un acto de fe.
Esta pareja con su singular caso nos enseña una realidad; estamos viviendo tiempos donde el otro no importa, tan sólo saciar nuestras propias necesidades es suficiente para nosotros, sin importar quién se vea afectado por ello, sólo hay que pensarlo, bajar el volumen cuando se está disfrutando de tan glorioso placer, son muy pocos los que lo logran.
Practicar el acto muy ruidoso cinco veces a la semana fue suficiente para llevar a esta pareja a la estación de policía, y aunque muchos piensen que se están inmiscuyendo en la intimidad de estas dos personas, la realidad es que eran varios los afectados y no sólo ocurrió una vez sino varias.
Así que es mejor que al momento de realizar el acto, si que consideran muy ruidosos mejor busquen un lugar bien apartado en el que no molesten a nadie, y así se evitaran disgustos mayores.