Vía email me llega esta información que creo que nos sera muy interesante a todos. Gracias Rafa!!
Dormir demasiado o dormir poco incrementa tres veces el riesgo de afección coronaria en menores de 60 años, según la Academia Americana de la Medicina del Sueño. Si dormís menos de 5 horas al día, pues, buscad un remedio. Si dormís más de 9 horas, también.
Se ignora la razón exacta, pero se sabe que la duración del sueño afecta a diversas funciones endocrinas y metabólicas relacionadas con la tolerancia a la glucosa, la sensibilidad a la insulina o la hipertensión, lo que puede originar el endurecimiento de las arterias.
Con todo, tened en cuenta que los niños necesitan 10 horas de sueño, los adolescentes entre 8 y 9 horas, los adultos entre 7 y 8 horas y los ancianos entre 5 y 6 horas.
Dormimos un tercio de nuestra vida.
15 años de trabajo en un turno nocturno nos resta 5 años de esperanza de vida.
Lo del vaso de leche para combatir el insomnio ha sido mejorado por la empresa alemana Milchkristalle GmbH, que ha patentado una leche de vaca obtenida entre las 2 y las 4 de la madrugada. Al parecer, a esas horas las vacas producen hasta 25 veces más de melanotina, la «hormona del sueño». Algo a tener en cuenta si tenemos en cuenta que más del 40 % de los españoles no duerme bien y el insomnio afecta a un 10 % de la población, sobre todo a las mujeres.
Los trastornos del sueño infantil incrementan el riesgo de sobrepeso u obesidad al partir de los 6 años.
Lo de recuperar el sueño perdido es un mito. Aunque os paséis el fin de semana durmiendo, si entre semana habéis dormido poco, entonces sólo recuperaréis un 20 por ciento de ese sueño perdido.
El estrés provoca más del 80 % del mal sueño.
La siesta es beneficiosa. Ya la practicaban los romanos en su hora sexta (de ahí procede el nombre). Lo ideal es dormir entre 10 y 20 minutos después de comer. Ya hay cadenas de hoteles que ofrecen habitaciones para hacer la siesta: el precio suele costar la mitad de lo que cuesta una noche completa.
Rosa Peraita, responsable de la unidad de trastornos del sueño del hospital universitario Gregorio Marañón de Madrid, señala que dormir poco y mal estimula el hambre y reduce el sueño (es decir, promueve la obesidad), y además:
Durante la primera hora de sueño, en la fase de sueño profundo, se segrega la hormona del crecimiento. Si por alguna razón el niño no alcanza niveles de sueño, tendrá un retraso del crecimiento, como sucede en los casos de niños roncadores con apneas obstructivas del sueño.
Una de las torturas nazis más efectivas consistía en no dejar dormir a los prisioneros judíos.