Salir a pasear con tu bebé es una bonita experiencia diaria, buena para él y para ti. Sin embargo, debes tener en cuenta algunas precauciones, el mejor horario para salir y las situaciones climáticas adversas.
Hace tiempo, cuando los niños nacían en casa, sólo podían salir después de los primeros 40 días de vida. Esta antigua regla no tiene ningún fundamento científico. Los bebés pueden salir a pasear mucho antes. El aire libre y los rayos del sol tonifican su piel y fortifican sus huesos. El sol, además, estimula la producción de vitamina D, indispensable para fijar el calcio en los huesos.
A medida que el niño crece, el paseo se convierte en un momento estimulante para que el pequeño coja confianza en el mundo exterior. Conoce voces, ruidos, colores y formas diferentes y se encuentra con personas nuevas que constituyen una experiencia fundamental para su desarrollo psicológico.
Los tiempos y los horarios
«¢ El primer paseo no debe ser muy largo. Paulatinamente ya se irá incrementando el tiempo de estar al aire libre con el pequeño.
«¢ Es importante salir cuando los padres se sientan a gusto y el niño no está hambriento.
«¢ Se puede salir a pasear cada día, pero tampoco pasa nada si se permanece un día en casa porque hace demasiado frío o está lloviendo.
Las precauciones que hay que tomar
«¢ Evita llevar al niño a lugares contaminados. El aire que se respira es una mezcla de distintas emisiones provenientes de las instalaciones de la calefacción, las industrias y los medios de transporte, especialmente en las ciudades.
«¢ Evita las calles con mucho tráfico.
«¢ No permanezcas cerca de las gasolineras, donde hay elevadas concentraciones de benceno, tóxico para los pequeños.
«¢ Evita las horas punta y, a ser posible, elige pasear en un parque o en una zona verde, alejada de los centros urbanos, a menudo demasiado transcurridos.
Las situaciones climáticas
El frío y el viento. El frío no es malo para el bebé si está bien tapado. Lo mismo sucede con las corrientes de aire. Si el aire es limpio, es bueno para la salud. En cambio, si hace un viento muy fuerte, es mejor que el pequeño permanezca en casa. El viento fuerte remueve partículas de gérmenes y virus y eso hace que se incrementan las posibilidades de contraer enfermedades.
La lluvia y la nieve. Si se trata de una llovizna o de una lluvia fuerte e insistente pero irregular, se puede salir tranquilamente con el niño. Eso sí, debes taparlo bien y protegerlo dentro del cochecito con impermeables específicos. Si hace un temporal, es mejor evitar el paseo y dejarlo para más tarde u otro día. Por último, el clima frío y seco de una nevada no afecta al niño si sale bien abrigado.